lunes, 2 de enero de 2012

No creo en la fidelidad como una regla o un argumento, creo en la posibilidad de que el amor siempre tenga la posibilidad de surgir o inventarse. Traicionar y ser traicionado es parte esencial de la vida emocional y me resulta grotesco y patético la forma como se sobrevalora la traición amorosa cuando quien la ejerce es una mujer y se enaltece y eleva a hazaña si quien traiciona es un hombre. El amor es una forma de comunicación y de conocimiento del mundo a través de lo que sentimos por quien amamos y de nosotros mismos a través de la mirada de quien nos ama. Si un hombre no entiende la dimensión de una mujer merece ser traicionado una y mil veces. Fue la desobediencia de la mujer la que en buena hora nos sacó de las garras de un Dios asexuado y su aburrido Paraíso. Es esa desobediencia el mayor tesoro de la mujer y jamás debe permanecer servil, debe enfrentarse al hombre como lo hizo a Dios. El amor no puede ser un tiquete de regreso al Paraíso, debe ser delirante y desnivelado, debe llevar al vértigo y al naufragio. Debe hacernos libre de nuestra hipócrita moralidad y libres del amor para volver a amar.

2 comentarios:

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  2. El amor es el mismo lado inconsciente, donde se vivifica la imaginación como nuevo impulso de sentirse vivo... para el amor solo existen sinsentidos y sinrazones que aprehender en el lado más consciente de nuestras mentes, así nos cueste mucho tiempo comprender... hay que lanzarse a ese abismo incomprensible para definir los sentimientos que perdurarán aún cuando nos inventemos errores...

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margarita surnaite