Sus cuerpos entonados, aullan en medio del clítoris de la luna y se mimetizan con el éxtasis del universo, fluyen torbellinos de aire que ascienden entre los nubarrones enamorados, para danzar entre la marea de espuma, yuxtaponiendo su idilio, al plenilunio forastero, su exquisita alucinación no cesa, es vivificada por la disociación de percepción que los involucran en un estado de exclusión lleno de perfección.

oh mujer, en ti se halla condensada toda la belleza y la verdad, eres la sacerdotiza del universo... es un honor dar ovaciones a tus petalos fragiles y misteriosos.
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