La noche última el viento silbaba tan fuerte que creí iba a
derribar las rocas de cartón.
Mientras duraron las tinieblas las luces eléctricas
Ardían como corazones.
En el tercer sueño me desperté cerca de un lago
Donde venían a morir las aguas de dos ríos.
Alrededor de la mesa, las mujeres leían.
Y el monje se callaba en la sombra
lentamente crucé el puente y en el fondo del agua oscura
vi pasar lentamente grandes peces negros.
de pronto me encontré en una gran ciudad cuadrada.
todas las ventanas estaban cerradas, silencio por todas partes
meditacion por todas partes
y el monje paso de nuevo a mi lado, a través de los agujeros
de su cilicio raído vi la belleza de cuerpo pálido y blanco
como un monumento de amor.
al despertar encontré a la dicha durmiendo todavía a mi lado.
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