domingo, 16 de enero de 2011

La balada del suicidio

El patíbulo en mi jardín, dice la gente, Es nuevo, pulcro y tiene la altura adecuada; Ato la cuerda de la consabida manera Como quien anuda su corbata a una pelota; Pero justo cuando todos los vecinos —desde la pared— Esbozan un largo suspiro y gritan "¡Albricias!" Soy presa de un extraño capricho… Después de todo Pienso que hoy no me ahorcaré.
Mañana será el día de mi paga La espada de mi tío pende en el vestíbulo Veo una pequeña nube, rosa y gris toda; Tal vez la madre del rector no llamará —imagino Que tuve noticias del Sr. Gall. Esos hongos podrían haberse cocinado de otra forma, Nunca leí las obras de Juvenal. Pienso que hoy no me ahorcaré.
Habrá otro día para que el mundo se lave; Los decadentes decaen; los pedantes, insípidos; H. G. Wells ha descubierto que los niños juegan, Y Bernard Shaw que tienen rachas, Los racionalistas crecen racionales Y tras los espesos bosques encuentro un arroyo perdido Tan secreto que el mismo cielo parece pequeño Pienso que hoy no me ahorcaré.

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margarita surnaite