jueves, 16 de diciembre de 2010

Versos grabados en una copa hecha con un cráneo

Ni te sobresaltes ni creas que mi espíritu huyó;
En mí contempla al único cráneo,
Del que, al revés de una viviente cabeza,
Todo lo que fluye nunca es aburrido.
Viví, amé, bebí a grandes tragos como tú:
Morí: que la tierra renuncie a mis huesos;
Lléname: tú no puedes hacerme daño;
El gusano tiene labios más viles que los tuyos.
Mejor es contener a la uva burbujeante,
Que criar la viscosa progenie del gusano terrestre,
Y rodear en la forma de la copa
A la bebida de los dioses, que no al alimento del reptil.
Cuando por casualidad una vez mi ingenio brilla,
En ayuda de los demás, deja que brille;
Y cuando, ¡ay!, nuestros cerebros hayan desaparecido,
¿qué substituto más noble habrá que el vino?
Bebe a grandes tragos mientras puedas: otra raza
Cuando tú y la tuya, como la mía, se haya perdido,
Puede que te rescate del abrazo de la tierra,
Y rime y se deleite con los muertos.
¿Por qué no? Ya que mediante el breve día del vivir,
Nuestras cabezas efectos tan tristes engendran,
Redimidas de los gusanos y de la arcilla desgastada,
Esta posibilidad tienen de ser provechosas.

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margarita surnaite