lunes, 25 de octubre de 2010

Viaje onirico de silente, de abstrusa, de ciclope, y de ...

Que frenesí es llegar, Hundirme entre las sabanas, y escurrirme paulatinamente entre los sueños, sacudir las inexplicables sensaciones anacrónicas que se anteponen al dormitar, despierto… ahora no me encuentro en la disonancia terrenal, me hallo entre la mezcla confusa de sueños, pronto la inconexión de momentos desenfocados se hara patente, sucesos sin dilación confunden mi memoria fragmentada, ¿que son las imágenes?, ¿que son los sonidos?, ¿què es el tacto? ¿que es?, aquí... donde parece fusionarse la realidad tangible con lo intangible, donde no hay parámetros perceptibles que discernir.

Estoy tan dentro de mi, el inconsciente onírico, parece descifrarme heraldos inefables, estoy dan dentro, como sirena en el agua, como ave en el cielo, como tigre en la selva. Pero nada es finito, ni mucho menos infinito solo raya entre un vacio indecible de deseos y recuerdos, hasta que surge el momento de salir abruptamente, vituperada ante la nefasta realidad, él estado de duermevela se hace lento, me adentro ante las telarañas del mundo, pero intento deambular tras los delicuescentes pensamientos ingrávidos, intento recaer entre las rocosas constelaciones celestes, y entre alguna nova visible, para posar mi cabello, y así, tras el rastro bruñido de la nebulosa recordare difusamente la secuencia temporal de mi vida, hallare alguna pizca de misterio, me alimentare de él, aunque me reste de días, me confabulare con su ideología lucida y mítica, a pesar de estar enjaulada, tras las rejas del tiempo.

Desabrochare el vestido del el tiempo y me escapare furtivamente, en fugaces segundos, para existir como un ciclope, siendo silente, siendo abstrusa a veces anacoreta pero sin olvidar nunca la sensibilidad, a veces me doy cuenta que paso de ser un ciclope disforme, para ceder a una esbelta sirena que se deforma en el mar, las olas me sacuden el cabello, las rocas roban mis ojos, y el agua roba mi esencia, quedo deformada cuidadosamente por esos entes indelicados, sin dar cuenta que mi presencia regresara ante la hecatombe mortal, lo que no saben es que ahora poseo la virtud de aniquilar paredes mentales…

Si esas paredes mentales que me limitan, aunque solo pueda respirar, profundizar someramente ante el aire de mis recuerdos, logro extasiarme de la calidez de mis deseos, y así la posibilidad momentánea de felicidad sera perdurable.

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margarita surnaite